¿Jugamos con la troika?…

El ministro heleno de Finanzas, Yanis Varoufakis , trata de abrir un juego de negociaciones con sus socios europeos para aliviar la presión que la deuda tiene sobre la economía griega, para lo cual ha invocado a la quita a modo de desatascador.

No obstante, para que el juego pueda comenzar desean evitar que su oponente sea la Troika, al no considerarlo una entidad válida por encarnar los males de las políticas de austeridad…

varoufakis

Por Germán Rodriguez Udíz

El juego

El tablero es complejo, pero lo podemos resumir en que una parte acreedora (socios europeos) y una parte deudora (Grecia) tratan de evitar que el pago del rescate perjudique a sus economías. La primera parte intentará mantener un calendario de devolución incondicional y la segunda deseará flexibilizar el pago sin tener que aplicar una quita definitiva. Las opciones son:

  • Mantener el sistema actual
  • Obtener mejoras en las condiciones de pago de la deuda
  • Quita de la deuda

Objetivos paralelos y condicionantes: contentar a los votantes, contentar a los mercados, contentar a los socios europeos.

Teniendo en cuenta que todos los jugadores pertenecen a la Unión Europea, lo lógico sería que las negociaciones se dirigieran a buscar un equilibrio de Nash en el que todos lograran avances sin perjudicarse mutuamente, si bien hasta el momento Grecia se ha llevado la peor parte, de modo que el pago de la deuda lastra su crecimiento y la cobertura del gasto social.

Grecia se sienta en la mesa como perjudicado y por tanto, se presenta como un jugador con poco que perder, lo cual fuerza al otro jugador a aceptar una nueva negociación si no quiere que triunfe la opción que también les perjudica a él.

Tengamos en cuenta que en Grecia cuenta con un jugador poco complaciente con las políticas de ajuste actuales y también pretenden evitar sentarse con la entidad que consideran que encarna sus males: la troika.

No obsante, pesa de forma notable la voluntad de Alemania y su aparente poca flexibilidad en cuanto a modificar las condiciones de pago de la deuda ¿Romperá la baraja?

El escenario catastrófico de una posible quita se ha suavizado para abrir las posibilidades de negociación y para no perjudicar a los jugadores durante la misma, pero permanece como una amenaza velada que pretende forzar una negociación, sobre todo si tenemos en cuenta que no es la única partida que debe jugar la Unión Europea. En otras palabras, los resultados de este juego afectarán a los próximos, por lo que es un proceso aún más delicado.

Mantener el sistema actual

La Troika ha recibido al nuevo jugador recordando los acuerdos alcanzados con el anterior y muchos socios europeos se han alineado en esta línea, pero el fantasma de la quita les está obligado a abrir una nueva negociación, para la cual ya han realizado algunas concesiones con el objetivo de seguir la misma línea, pero con la presencia de uno o varios jugadores diferentes en la mesa abierta por Grecia.

De hecho, la eliminación de la Troika ha salido a la palestra como golpe de efecto. Aunque aún no se ha materializado, ha rebajado el clima de crispación.

El sistema actual favorece a los acreedores y tranquiliza a los mercados internacionales, pero perjudica a los ciudadanos griegos y al propio país heleno, al resultar un plomo demasiado pesado como para poder flotar. De hecho, su deuda no ha dejado de incrementarse, a la vez que ha aumentado el desempleo.

En su momento Europa proporcionó el rescate para garantizar su propia supervivencia y Grecia lo necesitaba si no quería enfrentarse al abismo. Si lo pensamos así, nos daremos cuenta de que realmente no hubo juego, ya que la bancarrota helena era dañina para toda la eurozona por su efecto contagio.

Ahora, esa deuda se ha convertido en una horca para Grecia y Europa se encuentra comprometida por los efectos que podría tener un impago total o parcial, por lo que parece necesario que se produzca algún cambio, pese a las reticencias alemanas.

Quita de la deuda

La quita total nunca ha resultado la opción más deseable para los jugadores, pero es la opción que más poder otorga a Grecia a la hora de presionar a sus socios europeos. Estos consideran que la eventual salida de Grecia de la Unión no tendría los mismos efectos contagiosos que hace unos años, tratando de mostrarse fuertes al tapar las debilidades existentes en el pasado.

Lo cierto es que ambas partes perderían con la quita y con la salida de Grecia de Europa, pero esta baza parece darle fuerza al débil del juego, equilibrando la balanza para buscar una alternativa intermedia. La pregunta es ¿hasta dónde se puede tirar de la cuerda? ¿hasta qué punto va alguna de las partes de “farol”?

En el Financial Time, Varoufakis ha tratado de calmar a los mercados dejando ver que desean condicionar el pago de la deuda al crecimiento y que en ningún caso habría quita para el inversor privado. La respuesta de los mercados fue positiva.

Mejorar las condiciones de pago de la deuda

Teniendo las dos opciones anteriores en el juego, la negociación entre jugadores que pertenecen al mismo proyecto europeo debería culminar con un acuerdo beneficioso para ambas partes. No se debería optar por el todo o la nada.

Esta es la clave del juego y al punto al que realmente está tratando de forzar el gobierno griego, calmando a los mercados y dejando de leer entre líneas: déjenos poder pagar la deuda o deberemos renunciar a hacerlo.

Las barajas siguen moviéndose sobre la mesa, lo cual supone toda una esperanza para los votantes griegos que han optado por el cambio de gobierno, pese a que representa una sombra sobre las futuras necesidades de financiación del país.

Solo el tiempo podrá decirnos si se encuentra el equilibrio, si gana alguna de las partes o si ambas terminan perdiendo. Sin duda esto condicionará las futuras partidas que tocará jugar en Europa.

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